La Nativa Mariana
Mariana una mujer delgada de tes cobriza, que se le veía llegar a la ciudad, para cambiar sus pepitas de oro siempre acompañada de su fiel compañero, un perro que andaba con ella para cualquier lugar.
Con un cigarrillo siempre en sus labios, esta india Huarpe, le gustaba convivir con todos los niños de la comunidad del departamento de Pocitos, en Santa Fe, Argentina, todo esto tuvo lugar haya por el siglo XVII.
Cuenta la gente, que al notar que cada determinado tiempo, llegaba a intercambiar sus “piedritas brillantes” en la ciudad, se ponía a contar anécdotas con todos los pibes que se le acercaban, pero como en todas partes la codicia y la envidia esta a la orden del día, y de acuerdo a las versiones de la gente que cuenta las leyendas de la india Mariana, varios amantes de lo ajeno, que se decía eran de origen español, le siguieron, para sacarles toda la verdad, en relación a donde sacaba el oro.
La nativa Mariana, acostumbrada siempre a fumar sus cigarrillos, en el camino a su regreso a su hogar, la noche le llego, y para los rateros fue la forma de poderla rastrear, para ver en donde paraba, o en donde sacaba todo el preciado metal, ella cansada por el viaje, lo que hizo fue descansar en un algarrobo y sin mas se quedo dormida.
Fue entonces cuando llegaron los asaltantes, a querer sacarle toda la verdad, saber en donde estaba ese mentado “pocito” que era de donde sacaba el oro la India Mariana, pero lo único que encontraron, fue a un perro infernal, en modo de ataque o defensa de su ama, con los ojos, como si tuvieran lumbre, y temerosos optaron mejor por retirarse del lugar.
No sin antes escuchar, las carcajadas burlonas de la nativa Mariana, que siempre supo, que era seguida y que desde algún lugar, había visto todo, y a su perro ladrar.
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